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Sobre el proyecto

Iba caminando despacito por un sendero que dice “crecimiento personal” y mientras me observaba, me conocía y le ponía luz a mis sombras, descubrí, entre muchas otras cosas, que mi niña interior se sintió abandonada.  

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Me pregunté quién la habría abandonado ¿mi mamá? ¿mi papá? ¿mis hermanos? Hasta que un día mi corazón sintió la respuesta: era yo quien la había abandonado.

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Es que cuando era niña, yo solo me quería expresar, pero algunos no lo entendían, no por maldad, y me tuve que callar. Tuve que jugar a ser grande y madura, porque así es mi energía lunar. Y ahora que soy grande ¡la niña quiso recuperar su lugar! Entonces se lo voy a dar. La voy a escuchar, la voy a integrar y voy a permitirle ser lo que en verdad es: una niña.

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En este proyecto hablo desde el corazón más sincero de mi niña interior, intentando contactar con el corazón de tu niña o niño interno. A ver si así, mientras mi niña se expresa, la tuya se siente inspirada y se anima a jugar.

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Somos grandes, somos niños, somos niños heridos jugando a ser adultos, seamos adultos sanos dejando jugar a nuestros niños.

 

Bienvenidos a mis niñismos ¿Ta que vos también jugás?

Dedicatoria

Voy a dedicar este proyecto, aunque las dedicatorias suelan aparecer en las grandes obras, esta es la mía y es valiosa desde el momento en que me permite expresarme, y vale aún más si la lee una persona, un bebé, un gato salchicha, un perro montés, un jazmín colorado o dos viejitos marcianos.

Dedico este proyecto primero a mi papá, que está nadando perrito en el cielo y al mismo tiempo está acá conmigo. Se lo dedico al niño interno de mi papá, un niño que también fue algo reprimido y censurado, pero bien que aún así ¡yo lo conocí! Jugamos juntos muchas veces, miramos películas, bailamos ¡y como nos reímos! Otras veces lloramos.


También a mí mamá, claro, ¿quién puede hacer algo sin dedicarlo a su mamá? Mi mamá nada perrito, pero acá en la Tierra. Ella es una niña, toda ella. Una niña con la que también he sabido jugar y aún lo hago. Una mamá con la que me he enojado por ser tan niña, pero a quien agradezco eternamente por dejarme ser quien soy.

Lo dedico también a quien fue mi terapeuta, que siempre me alentó para madurar a la mujer que soy, pero dejando ser a la niña en forma de creaciones.

Y lo dedico, obviamente, a mí niña, angelito de Dios, alma del Eterno, a esta niña que vive en mí y que tanto amor tiene para darse y dar. A ella: Gracias. Y ahora sin más, manga de niños, ¡a jugar!

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