Avenida Salchicha Dorada
- Proyecto Jenniña blog
- 10 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Había una vez un señor caminando por la avenida Salchicha Dorada…
-No, no era esa la avenida, era en la esquina de El Toro Loco y La Pulga Alborotada-, dijo una señora.
-Nooo, ¡no era un señor! Era un perro gran danés-, dijo un viejito con bastón.
-Pero… ¿Ustedes cómo saben esta historia?-, pregunté yo.
-Yo lo vi, era un señor, ella tiene razón. Pero no iba con un perro gran danés, de ahí la confusión-, dijo un niño japonés.
-La verdad es que es una pavada todo lo que están diciendo. Esa avenida no existe ni tampoco el perro ni el señor, ustedes son todos unos incoherentes-, acotó un inspector.
-Yo solo estaba por comenzar a contar una historia que es parte de mi imaginación, ¿cómo van a discutirme algo que solo vive en mis pensamientos?-, repliqué yo.
-Ah-ha, ¿o sea que tú creés que tenés la verdad absoluta?-, me increpó la señora.
-No. Pero este es un cuento de mi imaginación y ustedes no pueden llegar hasta ahí, nadie más lo vio, yo tampoco lo vi, solo lo estaba creando-, respondí yo.
-Creo que deberías aceptar otras visiones… tener mayor apertura, ¿no?-, dijo alguien que pasaba por ahí.
-Si, entiendo, si quieren creamos una historia juntos, ¡pero no me pueden discutir si el señor iba o no por la avenida Salchicha Dorada!-, argumenté yo.
-Bueno, es que cada uno vio algo distinto, entonces tenemos derecho a decirlo. Cada historia tiene muchos puntos de vista. No hay una sola verdad-, dijo el niño japonés.
-¡Pero nadie vio esta historia porque esta historia no existe! ¡Solo en mi imaginación!- insistí yo. -Bueno, en realidad... si lo imaginaste, ya lo creaste, ese tal señor debe andar por ahí... -, comentó el inspector. -Aaaaaiiiaaaaaa. ¡Malditas seas! ¡Basta! ¿Saben qué? Este cuento se terminó-. ¿Y adivinen qué? ¡Si! ¡Eso lo decido yo!
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