Despertar al despertar
- Proyecto Jenniña blog
- 10 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Creía que había abierto del todo los ojos. ¿Pero entonces para qué todo este tiempo? ¿Para qué tanto trabajo? ¿Acaso no sirvió para nada? ¿Fue una ilusión más de verme a mí con los ojos abiertos?
Valió porque te estuviste preparando. Valió porque ese recorrido significó ir limpiando el camino y fortaleciendo los cuerpos. Porque solo la mentira de la mentira nos hace ver la verdadera verdad y somos hijos infantiles de El Eterno, por eso nos hace vernos en nuestras propias máscaras, nos ayuda a ver cuan fácil nos distraemos y caemos en la mente inferior, creyendo que estamos en el infinito eterno. No, no fue en vano.
Pero útil es reconocer que la verdad recién está siendo y que era cierto que el dolor nos ayuda a trasformar. Porque donde hay creación, leí en las palabras de Dios, no hay destrucción, sino nuevos comienzos. Que todo se convierte en otra cosa, la vida, los universos, el alimento, la ascensión, los afectos. Él hizo todo a la perfección, entonces ¿cómo no querernos?
Y a la vez, estamos tan poco tiempo acá ¿cómo darnos tanta importancia? Somos parte de toda esta creación, somos la creación, somos eternos como el mismísimo Eterno, pero durante este rato, con este nombre, en estos planos y con estos cuerpos, somos simples actores de reparto. Protagonistas de nuestras vidas, pero servidores del plan divino. Hagamos valer ese rol con humildad y entrega. En definitiva todos estamos para una obra mucho más grandes que nosotros mismos pero de la cual formamos parte.
Sí, valió la pena todo este camino, pero es bueno saber y comprender que esto recién comienza. Que así sea, así será, ya está siendo.
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