top of page

El regreso de Ârtis

  • Foto del escritor: Proyecto Jenniña blog
    Proyecto Jenniña blog
  • 10 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

La maestra Lúcida me llamó y yo me acerqué corriendo. El traje me pesaba un poco, pero era divertido.

–¿Cómo lo sentís?- me preguntó. –Bien, es un poco pesado, pero tiene cosas divertidas, ¡mirá esto!- Le dije y largué una carcajada. Ella se rió también, siempre nos estábamos riendo. –Se llaman manos- me indicó. –Estos son los pies y esta es la naricita con la que vas a respirar- me enseñó tocándome la nariz y haciéndome cosquillas en la panza. -¿Respirar?- pregunté. –Si, eso te lo explico más adelante, por ahora es importante que vayas adaptándote al peso del traje- me respondió la maestra, siempre tan dulce, comprensiva y amable. –Okey- dije yo y volví corriendo a jugar. Siempre estábamos jugando.

Algunos días después, la maestra me volvió a llamar. Esta vez estaba acompañada por los maestros ancianos Artus, Plexas y Cores. Sus rostros me esperaban como siempre, amables, dulces, apacibles y llenos de compasión. Yo tenía los mofletes de mi traje de un color rosado intenso de tanto jugar. Ya me habían probado algunos otros disfraces sobre el traje principal. Unos vestidos, creo que se les llamaban así: “vestidos”. Esos me incomodaban un poco más, pero intenté adaptarme a las reglas. Bueno, a algunas...

-¿Cómo te ha ido con la respiración, Artîs?- me preguntó la maestra. -Bien, a veces me canso y dejo de hacerlo- respondí con inocencia. -Está bien, pero deberás acostumbrarte, en poco tiempo dejar de hacerlo tendría consecuencias más complejas que aquí, ahora sólo estamos ensayando. -Okey- respondí y me di vuelta para volver a jugar. -¡Artîs!- me llamaron – aún no hemos terminado.

La maestra se arrodilló frente a mí y señalándome con ternura, me dijo:

-Esta es tu boca, con ella vas a alimentarte. También con ella dirás cosas hermosas como “te amo”- -“Te amo”- repetí yo y me reí. -Si. También habrá otro tipo de alimentos, para el corazón, para el alma, ya verás... deberás aprender muchas cosas sola, Artîs. Esa es la tarea- me enseñó la maestra, una vez más.

Me miró más profundamente y comenzaron a llover diamantes de sus hermosos ojos almendrados.

-Te vamos a extrañar- me dijo con dificultad para expresarse por los diamantes que no cesaban de caer como cascadas. -En un rato, sabes, no vas a recordar nada. Ni tu verdadero nombre, ni de donde vienes, ni en todos los lugares en donde ya has estado, tampoco te acordarás de nosotros- dijo con inevitable tristeza en su voz. -Lo sé- le dije – ya estuve ahí, ¿verdad? -Si. Pero debes volver, eso fue lo que decidiste- dijo la maestra.

Los demás maestros nos miraban con una suave sonrisa en sus rostros y todos sus cuerpos en aura de arcoíris.

-Te encontrarás con muchas personas conocidas, no temas, nada es lo que fue, todo será nuevo y al mismo tiempo no, tienes todo ese tiempo para reparar lo que se haya roto y para crear todo lo nuevo. Solo te pido que no te olvides de amar. Ama con todo tu ser, Artîs, y así, más pronto volverás a casa- la maestra dejó de hablar y me abrazó ¡con una vibración superior a 500!

-¿Por qué me hablas como despidiéndote, maestra? ¿Ya llegó la hora? ¡No estoy preparada!- dije temblando mientras mis diamantes se convertían en lágrimas a través de los ojos de mi nuevo traje. La maestra me llevó hasta donde estaban los tres maestros ancianos y yo sabía bien lo que eso significaba.

-¡Nooo! ¡No! Aún no, maestra, ya comencé a sentir eso, eso... ¡el miedo!- grité.

Y en menos de un segundo se sintió un estruendoso llanto, era un llanto ensordecedor, de esos fuertes, viscerales, el llanto de no estar preparado y de no saber qué hacer, el llanto del olvido y de lo desconocido. Era el llanto de un recién nacido.

"¿Qué es esto? ¿Qué hago acá? ¿Alguien dijo ensayo? Ahora parece tan real, me pusieron un nombre, dicen que soy hija de una mamá y de un papá. ¡Tengo tanto miedo!".

Entonces, ella, me miró a los ojos y llorando, con un inmenso amor, el que cada una de las células de mi asustado ser estaban necesitando, me dijo: “bienvenida”. Entonces dejé de llorar y todo comenzó de nuevo. Una vez más, la rueda volvió a girar.

Entradas recientes

Ver todo
El mar

Estaba sentada frente al mar y me habló: -Soy las lágrimas de los que nunca lloran-. "Debo estar loca", pensé. Luego, lo volví a...

 
 
 
Top secret

Me dedico a contar historias, pero también sé guardar secretos.

 
 
 

Comments


ProyectoJenniña©2016. Reservados todos los derechos de autor de todas las obras presentes en este sitio web. Prohibida la reproducción, modificación, distribución, ejecución pública, y difusión por cualquier medio y procedimiento sin previa autorización o cualquier otro uso no autorizado. BIBNA. Ley N°9.739.
bottom of page