Miedo a la montaña y miedo al amor

Entonces él le preguntó a ella por qué le tenía miedo a la montaña. Que nada malo podría pasar. Él era muy aventurero. Le gustaba escalar montañas y cruzar mares escondidos. La velocidad. Todo lo riesgoso. Es que estaba hecho de fuego y de aire. Un día se encontraron y él estaba muy ansioso. Le dijo: -Me ponés nervioso. Siento miedo-. -Miedo de qué?-, preguntó ella. -Miedo de amarte-, le respondió. -Jaja-, rió ella. -Y pensar que yo era la frágil por temer a la montaña. Eso estuve pensando en este viaje...-, dijo, pensativa, y agregó: -algunas personas tenemos muchos miedos. Pero esas, justo esas fortalezas que portamos, son los miedos de quienes parecen no temerle a nada...-. -Es que nunca salí herido de una montaña, ni me lastimó alguna vez mi bicicleta-, dijo él. -Lo sé. Pero tranquilo-, lo calmó ella y lo abrazó fuerte con sus brazos de tierra y su mirada de agua, -tal vez no pueda llegar contigo hasta lo más alto de la montaña, pero puedo acompañarte hasta lo más profundo de tu corazón-.